DOS AGUILAS O.V.N.I.


NADA HA SIDO CASUAL!

J.J. Benítez

Ovnis: S.O.S.A LA HUMANIDAD


Nada de esto ha sido casual. Nuestro contacto telepático con los seres del planeta «Apu» o con los de las colonias levantadas en los tres grandes satélites de Júpiter fue previsto y programado por los mismos seres del espacio...Aquel frío de perros nos había obligado a estrecharnos al máximo en torno a los leños chisporroteantes.
El desierto de Ocucaje —a unos 300 km al sur de Lima— se convierte en un arenal helado cuando llega la noche.Creo que tuve mucha suerte. Porque a las pocas horas de celebrar mi primera entrevista con el presidente y algunos de los socios del «IPRI», dos de éstos —Ernesto Aisa y Tiberio Petro León—, pertenecientes a la Sección o Departamento de Arqueología, me invitaron a conocer otro de los sobrecogedores misterios con que uno puede tropezarse en Perú: las famosas piedras grabadas de lea. Y con tal intención viajé con ellos hasta la zona de Ocucaje, donde actualmente se están extrayendo dichos cantos rodados. Pero digo que tuve mucha suerte porque los hermanos Paz Wells —Sixto y Carlos—, a quienes yo acababa casi de conocer en la sede del «IPRI»,decidieron también enrolarse en la pequeña expedición, con el fin de conocer las célebres piedras grabadas.
Sí, OXALCU SOY DE «GANIMEDES»—Fue un problema de decisión. Nuestros amigos, los colombianos, nos habían informado sobre la «técnica» o sistema a seguir para lograr esa comunicación. ¿A qué esperábamos entonces...?El que dirigía esta vez la conversación era Sixto.—¿Y qué ocurrió? —pregunté con impaciencia.—El 22 de enero, a las ocho de la tarde, nos decidimos. Y un total de cuatro miembros del «IPRI» nos encerramos en una habitación, dispuestos a seguir al pie de la letra las indicaciones del grupo de Colombia.
La «técnica» era sencilla.«Tomamos papel y lápiz y cada uno, en silencio, trató de relajar su mente. Era preciso sentirse tranquilo. Nos habían explicado que para «buscar el contacto» —al menos la primera vez— nuestras mentes debían centrarse en la idea más altruista y plena de amor de que fuéramos capaces. Era algo así como el camino para «sincronizar» su «onda», la de los seres del espacio.»Cada uno, pues, concentró su espíritu en esa idea y relajó al mismo tiempo el brazo con el que habitualmente escribe.
Este último punto es importante porque al principio, si se establece la comunicación, nuestro brazo —totalmente relajado— les sirve para comprobar nuestro grado de receptibilidad.»Creo que, a pesar de todo, a pesar de la fe ciega que teníamos en la existencia de los extraterrestres y de la vida en el universo, aquello nos dio un poco de miedo... Sin querer nos habíamos puesto tensos, nerviosos... Y hubo que volver a empezar una y otra vez.
Hasta que, de pronto, y ante la sorpresa de todos, mi brazo comenzó a moverse...Y Sixto trazó en el aire unas líneas sin sentido, idénticas a las que surgieran aquella noche sobre la hoja de papel en la sede del «IPRI».Fue entonces su hermano Carlos quien continuó:—Todos dejamos nuestras plumas y seguimos en silencio los garabatos y extrañas rayas que, muy lentamente, habían empezado a nacer de la mano de Sixto. Mi hermano se detuvo. Nos miramos todos y nos interrogamos con la mirada. ¿Qué era «aquello»? ¿Qué estaba pasando?UN OVNI SOBRE CHSLCAA la hora exacta—nueve en punto de la noche— nos quedamos anonadados. Allí, sobre nuestras cabezas, había aparecido un disco reluciente... Su brillo, su luminosidad eran tales que nos costó tiempo acostumbrar nuestros ojos a su presencia... ¡Era una nave! Y todos comenzamos a hablar atropelladamente, a gritar, a saltar...—Habían aparecido a la hora exacta y en el lugar que nos señalaron previamente.
Era un disco —prosiguió Sixto— de dimensiones no muy grandes, pero de una luminosidad fuera de todo lo conocido...»Se detuvo como a unos veinte metros del suelo y a unos ochenta del lugar donde nosotros nos encontrábamos.»La noche era cerrada y durante los quince minutos que, aproximadamente, permaneció ante nuestros ojos, pudimos distinguir a través de media docena de ventanillas las figuras de unos seres que parecían observarnos.—Pero, ¿cómo era aquel ovni?—Todos coincidimos después, cuando desapareció, que tenía forma de «hamburguesa».
Su diámetro no superaría los 15 metros y, como decimos, lo que más nos llamó la atención fue su luz. Era como si toda la nave irradiase una luminosidad tremenda. Blanca. Intensísima.Sólo en estos instantes —cuando los miembros del «IPRI» me relataban las formas o características de los ovnis que habían ido apareciendo en las sucesivas pruebas físicas o confirmaciones— notaba en ellos una llama de entusiasmo, de excitación. El resto de nuestras entrevistas y conversaciones —para mi asombro— discurrían en un tono de naturalidad que siempre me sorprendió.—...¡Era como un sueño! —apuntó Sixto—. ¡Era la confirmación de nuestra comunicación telepática!—¿Qué sintieron? ¿Miedo, nerviosismo...?—Nos sentimos felices; Toda nuestra sorpresa, todo el buen susto que nos había hecho saltar el corazón en el pecho se había ido convirtiendo en alegría... ¡Porque todo era cierto! ¿Comprendes?No, lógicamente no podía comprender, puesto que yo jamás había tenido la suerte de tropezarme con un ovni...LA «MISIÓN RAMA»Los extraterrestres encargados de la «Misión RAMA» se mueven en un plano mental, espiritual y tecnológico muy superior al nuestro. ¿Cómo comprender entonces su sentido del Amor y de la Entrega? Deberíamos ser como ellos para entender...—¿Y decís que la «Misión RAMA» fue programada ya por ellos hace 100 años...?—Eso es lo que nos han comunicado. Nuestro mundo —y ellos lo saben— se ha visto envuelto siempre en un proceso idéntico y repetido de autodestrucción.
Desde hace millones de años, las civilizaciones han logrado metas tecnológicas muy elevadas. Sin embargo —y en todos esos procesos—, el nivel espiritual no ha ido nunca parejo con el desarrollo técnico. Y una tras otra, todas esas civilizaciones se han autodestruido.»Ahora está sucediendo lo mismo.
La Tierra está al borde de un cataclismo termonuclear que no dejará piedra sobre piedra.—Pero, no termino de comprender la «misión»...«GANIMEDES»:TRES DÍAS DE VIAJEA lo largo de una de las reuniones en el «IPRI», a la que asistieron socios de otros Departamentos de dicho Instituto, pude asistir a un coloquio en el que se expuso y discutió un tema que, por su interés, me resisto a ignorar.
Hacía días que trataba de plantear el arduo problema de las largas distancias en los viajes espaciales y la forma en que estos extraterrestres habían podido solucionarlo. Y me lo encontré prácticamente hecho cuando en la mencionada reunión de miembros del «IPRI» alguien preguntó:—¿Y han explicado los seres de «Apu» o «Ganimedes» qué sistemas emplean en la propulsión de sus aparatos?—No nos han dado excesivas explicaciones al respecto —comentó el ingeniero Eduardo Elias—•. Cuando en algunas ocasiones les hemos preguntado sobre ello, siempre nos han respondido que la «Misión RAMA» no consiste en una «recopilación» de datos científicos y técnicos sobre sus máquinas.»Tenemos grandes dificultades para averiguar estas cuestiones.»—Ustedes no necesitan saber nuestros sistemas de propulsión para desarrollar la misión — nos dicen.—Sin embargo—apuntó otro de los miembros del grupo que asegura estar en contacto con los extraterrestres—, sí hemos podido conocer algunos detalles.
Todos los asistentes a la conferencia-coloquio esperamos con cierta expectación.—Las naves de los extraterrestres —prosiguió— son movidas por dos sistemas conjuntos de propulsión: de un lado, por la atracción planetaria. Y además, por «iones».»El primero sólo es empleado para largas distancias.»Sus naves se desplazan protegidas por un campo magnético, que mantiene en el interior de sus aparatos las mismas condiciones de presión, etc., que requiere el organismo de los tripulantes. Ello, unido a una técnica de control perfeccionadísima, permite también los giros en ángulo recto, totalmente impracticables hoy por nuestros aparatos.—Pero, a pesar de todo ello —intervine— las distancias entre sus astros y la Tierra son enormes. Creo recordar que «Apu», por ejemplo, se encuentra de nuestro Sistema solar a 4,3 años-luz. Es decir, viajando a la velocidad de la luz —300 000 kilómetros por segundo—necesitarían más de cuatro años para llegar hasta nuestro mundo... Y eso es imposible.—Imposible para nosotros, para nuestra técnica, para nuestro concepto de la Física y de la Materia. Ellos, cuando les planteamos esta misma cuestión, respondieron:»—La velocidad de la luz es como un cangrejo arrastrándose en el espacio.Quedé pensativo. No podía ser... ¿Cómo poder superar semejante velocidad?__Hay un principio en Física—remaché, que afirma que todo cuerpo sometido a la velocidad de la luz necesariamente aumenta su masa...—Repetimos lo que ellos nos han repetido. Nosotros estamos enfocando una técnica desconocida con un concepto absolutamente terrestre... No podemos situarnos en un orden inferior para enjuiciar lo que es superior.
DOS DÍAS SIN PODER DORMIRNo podría concluir este reportaje sin hacer alusión a los días que siguieron al para mí imborrable 7 de setiembre.No pude dormir en las dos noches siguientes. Pero, no por que mi estado de ánimo hubiera quedado alterado. A decir verdad, el rotundamente inesperado «avistamiento» de aquellos dos ovnis sólo me llenó de sorpresa. Por fortuna, pienso, aparecieron lo suficientemente alejados como para que sólo pudiera ser así...La verdadera razón que me mantuvo en vela durante aquel tiempo fue mi arraigado pragmatismo. Había acudido a los arenales de Chilca absolutamente convencido de que no iba a ver nada, de que todo aquello era irrealizable. Y, sin embargo, allí arriba y a la hora prevista, un total de ocho personas habíamos presenciado un fenómeno para el que no lograba encontrar una explicación terrestre y lógica.Mi cerebro ha tratado de descifrar el enigma mediante numerosos razonamientos. Pero, sin embargo, tengo que reconocer que, hasta el momento, no he hallado dicha solución.¿Podía tratarse de un avión o de un helicóptero?Rotundamente, no.
¿Qué avión puede permanecer fijo y verificar semejantes cambios de luz?¿Qué aparato emite una luminosidad tan potente?Si se hubiera tratado de un helicóptero habríamos escuchado inmediatamente el ruido y sus pilotos de situación se habrían percibido indefectiblemente entre las nubes. Pero el silencio era absoluto. Total. Poco después, cuando al cabo de varias horas llegábamos a Lima, recordé algo muy concreto y sintomático, en relación con este aspecto del ruido. Durante las dos horas largas que esperamos en «La Mina», el único sonido que llegaba hasta nosotros con claridad era el producido por los numerosos murciélagos que cruzaban la oscuridad. Sus vibraciones sonaban de vez en vez como la cuerda del arco que acaba de ser distendido.Sin embargo —lo recuerdo muy bien—, minutos antes de que aparecieran los ovnis, aquellas vibraciones de los murciélagos desaparecieron. ¿Por qué?¿Podía tratarse de un fenómeno meteorológico?Sinceramente, me resulta muy difícil de aceptar. ¿Qué «fenómeno meteorológico» proyecta de pronto un rayo de luz —perfectamente cilindrico— hacia tierra?¿Podía tratarse de un globo sonda, de alguna estrella o, incluso, de la Luna?Muchísimo menos. Como digo, durante más de dos horas me dediqué pacientemente a contemplar el encapotado cielo peruano. Y no pude adivinar el menor rastro de estrellas o planetas. Ni siquiera Venus, con su extremada brillantez, se filtraba por entre la espesísima capa de nubes.En cuanto al globo sonda, dudo mucho de que a esa altura —unos pocos cientos de metros—, un globo de este tipo pueda producir semejante luminosidad.¿Podía tratarse de un trucajé, de un montaje técnico?También lo analicé cuidadosamente. Y, aunque lógicamente no puedo emitir un juicio definitivo, ¿qué clase de medios se habrían necesitado para llevar a cabo dichas apariciones y evoluciones? Si ya resulta muy difícil lograr una proyección de abajo arriba, ¿qué puede ocurrir a la hora de tratar de conseguir, además, otra proyección de arriba abajo?«Además —pensé—, ¿para qué un desplie]gue técnico de semejante envergadura? Ni el dinero ni la popularidad son los objetivos de este grupo del "IPRI* » Y esto me consta.
¿Podía tratarse de una sugestión colectiva?Es posible. Sin embargo, yo pienso que para que una persona pueda ser hipnotizada —como me han apuntado algunos «expertos», más cargados de mala fe que de deseos de esclarecer el asunto— es básico y elemental que dicha persona se encuentre en un estado de ánimo favorable a dicho proceso hipnótico o de sugestión. Y no me cansaré de repetir que en aquella noche del 7 de setiembre, precisamente, mi mente y mi humor no eran muy «positivos» y «manejables», que digamos...Por otra parte, ¿cómo explicar el hecho de que no todos observáramos el primer ovni al mismo tiempo?Hubo un pequeño grupo que se percató antes que el resto de la presencia de aquel disco luminoso. Mediaron, pues, unos segundos, claves —en mi opinión— para anular tal posibilidad de sugestión colectiva.Pero hay más.Porque, ante mi sorpresa, otras personas han llegado a señalar el hecho de que «todo aquello» sólo fue un fenómeno parapsicológico.Y he aquí la argumentación en cuestión:Para estos expertos en Parapsicología, aquellos discos luminosos sólo eran en realidad «porciones» de «ectoplasma» extraídas de los cuerpos de los que allí nos encontrábamos y lanzadas o proyectadas al cielo, en forma de ovnis.Por supuesto —y aunque tengo un profundo respeto por la Parapsicología—, la «explicación» me pareció más fantástica, incluso, que la propia existencia de los ovnis. Porque, si mucho mérito tiene —a fe mía— arrancar, y situar a 200 ó 300 metros del suelo los mencionados «ectoplasmas», «convertirlos», además, en naves resplandecientes es ya el colmo...Si ninguna de estas explicaciones encaja por tanto en el fenómeno que yo viera en la noche del 7 de setiembre, ¿a qué conclusión podía llegar?Sólo a una: «aquello» eran realmente ovnis u objetos volantes no identificados.Y un profundo miedo y una profunda alegría y una profunda angustia llenaron todo mi ser…

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Powered By Blogger

Archivo del blog

Seguidores

CONTADOR DE VISITAS